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Días atrás he podido ver un vídeo en el que la alcaldesa de Barcelona, la señora Colau, habla con huelguistas del metro de su ciudad. Una de las cosas que me llama la atención es que la señora Colau le transmite a uno de los huelguistas, después de hacer declaraciones varias sobre la voluntad de diálogo y acuerdo, que la empresa de Metro de Barcelona está sometida al presupuesto y que no se pueden hacer muchas más cosas. Me quedé un poco perplejo porque escuchar eso de boca de la alcaldesa me sonaba a baño de realidad y, además, muy notable.

No me apetece entrar en si la huelga está o no justificada (temo que no) o en si el Ayuntamiento de Barcelona haciendo públicos algunos datos de los salarios de los trabajadores del metro se está comportando o no de forma correcta (temo que tampoco). Quiero señalar que no siempre se puede lograr todo, que los recursos son escasos y que toda elección y, especialmente con el dinero público, tiene un coste de oportunidad (a veces también de popularidad) frente al que no podemos hacer gran cosa. La demagogia suele estar muy bien en campaña electoral o cuando no se tiene ningún tipo de responsabilidades, pero cuando no es así, ya no cabe la demagogia, ni estirar el dinero, ni llamar o insultar a los demás de todo. Los problemas están ahí y hay que solucionarlos, muchas veces de la manera que menos nos gustaría.

Algo parecido les ha debido de ocurrir a ciertos alcaldes (El Ferrol y Cádiz) que han pasado de criticar a un país como Arabia Saudí por mil razones (muchas de ellas razonables) a tener que envainársela porque la construcción de barcos para ese país supone puestos de trabajo en sus territorios. Otro baño de realidad y de dejar la demagogia en casa.

No me voy a alegrar, nunca, de que estas personas hagan mal su trabajo o de que su gestión sea nefasta (aunque apuntan maneras) pues, en definitiva, si así fuera todo eso sería perjudicial para los administrados.

Pero creo que es hora de mirar el mundo como lo que es, un lugar complicado que nunca admite soluciones fáciles y para todos los problemas, incluso como decía hoy Arcadi Espada, para los problemas que no existen.
No me parece mal que quieran cambiar el mundo, pero piensen en los demás y en la realidad que el mundo es, y no sólo en sus visiones particulares, porque muchas veces por culpa de eso, el mundo (o pequeñas partes del mundo) se ha ido al carajo.

Un baño de realidad es muy bueno, lo que espero es que aprendan de ello y dejen de mirar a los demás como los pecadores y causantes de todo mal.

Ah, por cierto, que nadie interprete estas líneas como una justificación de las acciones de muchos de los gobernantes que hasta ahora han tenido responsabilidades de gestión y administración. Qué nadie se confunda.