Es verdad que, como decía el otro, la ciencia ha avanzado una barbaridad. Lo que me pregunto, a veces, es si en otras cosas hemos avanzado o nos estamos volviendo cada vez más idiotas.
Veamos. El otro día reflexionaba sobre el influjo que sobre nosotros ejerce la posesión de un vehículo de cuatro ruedas. La posesión de un determinado vehículo se supone que nos aporta un cierto estatus y dice cosas acerca de nosotros. Claro, el modelo dominante es el que afirma que la posesión de determinadas cosas, cuanto más llamativas, caras y potentes sean más nos hacen destacar sobre el resto. Y es un modelo que hemos comprado yo diría que, incluso, con entusiasmo.
Si reflexionamos un momento acerca de esto podemos obtener alguna conclusión que nos podría sacar más de un color. La más sencilla es aquella que pone de manifiesto que como personas le hemos otorgado a un objeto inanimado la capacidad de diferenciarnos y definirnos. Es decir, el coche en este caso (podríamos hablar de otras cosas) nos define y nos otorga un cierto valor. Si uno lo piensa en frío no habría más remedio que gritar aquello tan español de ¡tiene cojones!
En fin. Imagino que seguiremos pensando que mola más que alguien nos vea con un “buga de segmento premiun”, como se dice, a que nos vea con un coche más sencillito. Pues bien, mientras sigamos pensando así y dejando que algo que no tiene vida propia nos defina no habremos avanzado mucho, al contrario que la ciencia.
Esta es mi historia,Emilio:
13 años trabajando en la industria farmaceútica dan de sí para conducir todo tipo de modelos de renting, por mencionar algunas marcas, focus, mondeo, passat, audi, mercedes…
Llevo sin trabajar 7 meses en este sector y decidí comprarme un beetle (conocido cómo escarabajo) de segunda mano, diesel,rojo.Elegí este color porque me define, no sólo por las campañas de marketing que he tenido que diseñar, sino porque en sí mismo proyecta fuerza, pasión por la vida .Cada vez que me monto en él me siento yo misma, respiro aire fresco en su interior,es cómo si me inyectaran una dosis doble de «buen rollo».Cómo en la vida misma, cada conductor debería elegir bien su automóvil, mi beetle es una proyección de mí misma,un diseño adaptado a los tiempos que corren, que mantiene su linea, sus valores, su esencia, y eso es lo que deseo proyectar.La sociedad tiene que despertar, demasiada gente dormida.