Voy a contarles una historia. Es sencilla y real como la vida misma y nos sitúa en la verdadera realidad de algunas empresas que operan en nuestro país y a las que los palmeros de turno y de sector, tratan con mucho mimo. Voy al grano.
Es la historia de una empresa de servicios que trabaja, entre otros, para una operadora de telefonía. Recientemente la han otorgado uno de esos premios y reconocimientos denominados “best workplace 2013”
Una empresa que alegaba que el absentismo se había reducido de forma notable. Lo que no contaban era como se había hecho. Así, por ejemplo, si se quería cobrar un complemento variable había que recuperar el tiempo que se hubiese dedicado a permisos tales como médico y demás contemplados en el convenio. Lógico, considerando los enormes salarios con que retribuían.
Una empresa que alegaba un excelente clima laboral y que así lo acreditaban las encuestas de medición del mismo realizadas a tal efecto. Lo que no contaban era que las encuestas no eran anónimas. Tampoco contaban como habían botado a una persona por haber dado su opinión sobre determinadas cuestiones internas después de que así se lo pidieran en una reunión con directivos. Resultado: despido, “quien no esté a gusto, aquí no tiene sitio”
Pues bien, la última perla de esta empresa ha sido la finalización del contrato de un grupo de aproximadamente cincuenta personas. Estas personas se incorporaron hace dos años mediante el habitual contrato de obra o servicio. Alguien pensará que una finalización de contrato es lo habitual en nuestros días en muchas empresas y que no tiene nada de particular. Pudiera ser verdad, pero hay matices importantes. A por ellos.
Comunicación, a mediados de Noviembre, de la finalización de la obra o servicio para el que fueron contratados. Se alega como causa, el fin de una obra que no tiene que ver ni con la que motivó el contrato, ni con la que figuraba en una sospechosa novación que los trabajadores tuvieron que firmar en julio de 2013.
Claro, es todo tan rarito que la empresa ha optado por pagar los 33 días de indemnización en lugar de los 8 propios de la naturaleza temporal del contrato. Es cierto que la empresa planteó otra opción consistente en una indemnización de 20 días y creación de una futura bolsa de empleo para dentro de seis meses. La mayoría de los trabajadores votó a favor de la indemnización de 33 días y la empresa parece que se sorprendió. ¿Qué esperaban?
No parecen muy buenos directivos gestionando personas pero tampoco rozan la excelencia gestionando el dinero de los accionistas. Pecata minuta, cierto, pero pecata.
Una empresa que una vez comunicada la finalización del contrato prohibió a las personas afectadas que se dirigieran al departamento de recursos humanos para preguntar cuestiones propias derivadas de la nueva situación laboral.
Es todo tan absurdo, está todo tan mal gestionado que incluso una persona cuya relación laboral se extinguía, estaba haciendo un programa de coaching pagado por la empresa y le han propuesto que siga una vez finalice su relación laboral. Me pregunto qué pensará el coach o la coach de todo esto. Me pregunto si se cuestionará si merece la pena seguir trabajando para una empresa que hace así las cosas.
Y esto que relato son hechos objetivos y que han sucedido. No voy a reflejar las experiencias personales y subjetivas de muchas de esas personas porque más de uno pudiera pensar que son eso, experiencias subjetivas o modos particulares de ver la situación. Pero créanme, las que he escuchado rozan lo surrealista.
En fin todo un lujo de gestión o dicho de otra manera un “best workplace en el año 2013”.
Ahora me pregunto. ¿Quién otorga esos premios? ¿En base a qué criterios se define la empresa ganadora? ¿Qué se investiga? ¿Qué se valora? ¿Está de por medio la inversión en publicidad que se gasta la empresa? Porque sinceramente, a la vista de las cosas que se acaban conociendo no soy capaz de comprender las razones de un reconocimiento de ese estilo.
Por cierto, en la publicidad interna (ponga newsletter que en inglés suena mejor) se dice que las personas son el principal activo de la organización. Nada del otro mundo, lo que dicen todas.
Pero en fin, esto es España y estas son las políticas de los departamentos de recursos humanos. Por lo que veo siguen aprendiendo muchas cosas de marketing pero pocas de gestión de personas. Es lo que hay.
Escalofriante…