La tan cacareada afirmación, a veces ad nauseam, por parte de tantos directivos, de todo tipo, respecto a la importancia de las personas en las empresas tendrá su prueba de fuego a lo largo de los próximos meses con lo que ocurra con las personas que trabajan en la fábrica de Campofrío de Burgos tras su incendio.
No parece, a mi juicio al menos, un buen comienzo que el otro día en la Asamblea que celebraron los trabajadores no estuviera presente el Presidente de la compañía, sino tan solo el Director General y el Director de RRHH. ¿Quizás miedo a comprometerse en público?
Nadie está pidiendo, con toda seguridad, que tal y como decía el viejo refranero, se den duros a pesetas. Es cierto que un incendio de estas características genera muchos problemas a todas las partes afectadas pero hay sin duda un eslabón débil. Y ese eslabón es el factor humano que forma parte de la misma.
De cómo sea el comportamiento de la empresa, de sus accionistas, de sus consejeros y directivos, y también de sus trabajadores, se podrán sacar conclusiones de mucho interés. Conclusiones que pueden hacer que mucha gente siga creciendo en su escepticismo, y hasta rechazo, respecto al modelo vigente o que se pueda creer, aunque sea tan solo en esta ocasión, que las personas sin son de verdad lo más importante.
No dejen pasar la oportunidad de hacer las cosas bien. Aprovechen, incluso, la repercusión que desde el punto de vista de la propaganda y el marketing, pudiera suponer el hacer bien las cosas. Sinceramente, espero que nadie corto de miras la pifie y tome decisiones muy en la línea de valor para el accionista pero dañinas para muchos otros.
Creo que hacer bien las cosas si sería una buena apuesta de futuro de Campofrío.
Habrá que estar atentos.