“Timeo danaos et dona ferentes”, es una frase latina que aparece en el libro de la Eneida de Virgilio. La traducción según el Diccionario de Latinismo y Frases Latinas de Gregorio Sánchez Doncel (Editorial Noesis) es “Desconfío de los griegos, incluso cuando hacen regalos”. Es una expresión que sirve para expresar la desconfianza hacia los enemigos cuando fingen generosidad.
En la situación actual que vive Grecia, Europa y todos aquellos que vivimos dentro de los límites políticos y administrativos de la Unión Europea, uno no sabe muy bien cómo aplicar esa expresión a la situación del denominado problema griego. ¿A quién temer? ¿A los griegos, a la Unión Europea, a los bancos, a los populistas, a Krugman, a Merkel, a Tsiripas?
En cualquier caso, y siendo como soy muy consciente de que los gobiernos no pueden moverse en los mismos parámetros en los que me muevo yo como ciudadano (son dos escalas muy diferentes, algo que mucha gente todavía no ha conseguido entender) tengo en mi cabeza dos reflexiones sobre este particular.
Seguir estableciendo condiciones complicadas para un país sabiendo que las mismas las van a sufrir sus ciudadanos, me recuerda a aquellas situaciones en donde los que estaban sometidos a trabajos forzados eran golpeados constantemente con el resultado de gente más machacada y por supuesto, menos productiva. Algo así puede acabar pasando con Grecia y con los griegos.
Por otro lado, lo que he leído de algunas costumbres y modos de hacer en Grecia (sistema de pensiones, sistema impositivo y su eficacia, fraude fiscal, la productividad de la parte del puerto del Egeo no comprada por los chinos, etc.) me hacen pensar que hay bastantes cosas que debieran cambiar en ese país y no tengo muy claro que esa sea la idea que los actuales gobernantes de Grecia tienen en la cabeza.
¿Cuál será el resultado final del denominado problema griego? Lo desconozco, pero unos debieran valorar las posibilidades de llegar a un acuerdo sin que ello signifique un total descalabro para las personas y los otros debieran de pensar en las cosas que deben cambiar dentro antes de exigir cambios fuera y debieran abandonar esa pose tan de ¿a que no hay hu…?. De no ser así, habrá, como casi siempre un paganini, ¿adivinan quién?