Atletico

El fútbol es una competición y suele tener una recompensa pública: la victoria. A veces esa no se da aunque todo lo hayas hecho bien, rematadamente bien. Creo que es el caso del Atlético de Madrid. Es evidente que a ellos lo que se les exige son las victorias públicas y los premios que se derivan de ellas: los títulos.

No obstante y pese a no haber sido los vencedores, creo que hay dos enseñanzas de la experiencia de este equipo en la Champion que pudieran sernos de mucha utilidad.

En primer lugar podemos aprender de ellos el modo y manera en el que han desarrollado un trabajo incansable y muy bien hecho; que han trabajado de forma dura y constante; que no han buscado el lucimiento personal sino el del equipo y que se han centrado en los objetivos comunes colaborando hasta la extenuación. Sí, es verdad, este equipo no ha obtenido el reconocimiento que el juego otorga pero han hecho lo que tenían que hacer y más. Y lo saben. En su interior saben que han cumplido con su deber, que han hecho lo correcto y eso es algo que su afición nunca olvidará y ellos tampoco debieran olvidar nunca.

La enseñanza que debiéramos obtener para nuestra vida es parecida. Deberíamos valorar esa victoria interior, esa satisfacción interna de trabajar duro y bien, de hacer las cosas correctas, de colaborar y focalizarnos en los objetivos comunes, y todo ello mucho más allá de esperar el reconocimiento público. Aquello de “que tu mano derecha no sepa lo que hace tu mano izquierda” Cuánto cambiaría nuestra vida (y quizás el mundo) si actuáramos de esa manera. Y pudiera suceder que cuando llegue nuestro final, no hubiéramos obtenido ningún reconocimiento externo, pero al mirar hacia atrás lo haremos sin ira, con cariño a una vida de verdad vivida, sentida y plena, y todo ello con una hermosa sonrisa, porque tendremos la certeza de una vida llena de victorias interiores y esas son las que nos habrán hecho crecer como personas y lo que es más importante, no habrán caído en el olvido porque nos acompañarán hasta el final.

La segunda enseñanza, a mi juicio, habla de la suerte. Puedes haber definido una magnífica estrategia y una excelente ejecución pero te puede fallar la suerte. El Atlético de Madrid creo, objetivamente, que jugó mejor que el Real Madrid el partido de la final pero lo perdió en dos golpes de mala suerte, dos malditos penaltis. Sí, la suerte tiene un cierto papel en el éxito, más de lo que creemos y más de lo que a los que triunfan les gusta admitir. La suerte está ahí y no podemos obviarla. No la podemos engrandecer para que ella sea la responsable de todo lo que nos pasa, pero tampoco la debemos hacer desaparecer como si todo fuera mérito propio.

Son dos enseñanzas difíciles: no busques la victoria pública y piensa que la suerte tiene algo que decir. Son dos enseñanzas que incluso pudieran parecer contradictorias. Pero es que la vida es difícil y contradictoria.

En cualquier caso, gracias Atlético de Madrid. Creedme, vuestra victoria interior llegará muy lejos, incluso fuera de vosotros.