Juego de la muerte

Días atrás la 2 de TVE emitía a una hora perjudicial para el descanso y dentro del espacio de La Noche Temática un documental titulado El Juego de la Muerte.

En el mismo se nos relata cómo mediante un concurso televisivo llevado a cabo en Francia (en el que casi todo es un montaje) hay personas que serán capaces de mover una palanca mediante la que aplicar sobre otra persona una descarga eléctrica de hasta 480 voltios o más cuando falla al responder una pregunta.

Es sobrecogedor el porcentaje tan elevado de personas (cerca del 80%) que llegan hasta el final a pesar de estar escuchando los gritos de dolor de la persona que sufre las descargas (que es un actor, lo hace muy bien y sus gritos, así como las descargas son ficticios, aunque quien mueve la palanca cree que son verdaderos) y todo porque triunfa sobre ellos la autoridad de una presentadora que de forma muy asertiva les indica que sigan jugando.

Sorprende el silencio del público asistente ante el dolor manifestado por una persona. Nadie se levanta, nadie protesta e incluso al final hay aplausos para el concursante que supuestamente ha ganado el premio porque ha llegado hasta la pregunta final (son 27) a costa de descargar unas cantidades tremendas de voltios sobre quien ha fallado al contestar las preguntas.

Stanley Milgram realizó desde el año 1961 unos experimentos similares en los que también se aplicaban descargas (también ficticias aunque quien hacía las preguntas tampoco lo sabía) sobre otros cuando se equivocaban al contestar una pregunta. Comenzó estos experimentos poco después del juicio del nazi Adolf Eichmann en Jerusalen. Los resultados de estos experimentos dieron como resultado que cerca de un sesenta por ciento de los interrogadores fueron capaces de “descargar” sobre los interrogados el máximo de voltios.

En el concurso que nos relata el documental francés, serán pocas las personas que decidirán dejar el concurso, enfrentarse a la autoridad y al contexto y parar la aplicación de las descargas sobre el interrogado. Son personas que no tienen nada en común excepto quizás unos principios y valores que les dicen que hay cosas que no puede ser. No toda esperanza está perdida.

Es un perfecto análisis sobre la obediencia, sobre lo que somos capaces de hacer y no hacer cuando la autoridad nos conmina, sobre cómo influye en nosotros el contexto. En definitiva, sobre el uso que hacemos de nuestros principios, de nuestros valores y de nuestra libertad. Y no menos importante que todo lo anterior es el análisis de hasta qué punto la televisión puede influir en nosotros y manipulando nuestras emociones y decisiones.

Y estas situaciones de un concurso, ¿Podría ser extrapolables a otras situaciones de nuestra vida?, ¿Cómo habríamos actuado nosotros si fuéramos los concursantes? ¿Podemos extrapolar a situaciones vividas en el mundo laboral? ¿Cómo ejercemos nuestra libertad? ¿Somos muy eficaces, productivos y nuestro management es cojonudo y lustroso pero luego nos comportamos obedeciendo sin más?

Mi recomendación es que lo vean. Estará en la web de TVE hasta el 10 de abril. No se lo pierdan. Les dejo el enlace.

Que lo disfruten y que les haga pensar. Los resultados no son muy alentadores pero miremos a los que si dijeron basta. Es en ellos en quienes nos tenemos que fijar.

Gracias.