Esta mañana escuchaba a un presidente de Comunidad Autónoma manifestar la imposibilidad de acometer nuevas acciones de recorte de gastos para poder cumplir con los objetivos de déficit público que Bruselas ha marcado. Su argumento era que ya no se podía recortar más so pena de impedir a médicos que sigan operando o a profesores impartir clases. Ciertamente, la misma respuesta que ante la misma pregunta suele dar cualquier presidente autonómico sea de la ideología que sea. El mismo tono dramático y la certeza de que son otros los que tienen que realizar los ajustes.

Escuchándole, me acordaba de una escena de la película del año 1993, “Dave presidente por un día” en la que el personaje principal tenía que suplantar al presidente de los Estados Unidos. En ese proceso de sustitución, un día debe enfrentarse a diversos problemas en un capítulo presupuestario. Dada su ignorancia en la materia, contacta con un amigo suyo que tiene su propio negocio y sabe de números; y le pide ayuda para poder realizar ciertos ajustes en ese capítulo. Era fantástico ver como este amigo se echaba las manos a la cabeza con una serie de partidas presupuestarias y cómo, con sencillos y prudentes criterios, consiguió hacer unos ajustes razonables sin causar serios perjuicios a nadie. De hecho, ese contable, dice en un momento de la película “..¿quién lleva estos libros? ..si yo llevara así mi negocio me quedaría sin él”. En el enlace pueden ver un pequeño tráiler de la película y cómo en la misma aparece la frase a la que hago mención.

Tengo para mí que si algo así se hiciera en la totalidad de los presupuestos de nuestras Administraciones Públicas probablemente nos echaríamos las manos a la cabeza, con toda seguridad haríamos los ajustes necesarios y sería más que probable que unos cuantos y cuántas dejaran de vivir del cuento. Y lo más importante, los gastos serían razonables, ajustados y destinados a dónde de verdad se necesitaran.

Temo que eso exigiría que entre aquellos que se dedican a la res publica, la transparencia y la idea de servicio a la patria estuvieran lo primero en su escala de valores. Sospecho que no suele ser una vocación muy presente. Mientras tanto, nosotros seguimos tragando.