Mejorada es un pueblo situado al este de la Camunidad de Madrid. No está lejos de la capital y se puede tardar aproximadamente 20 minutos en coche. Pues bien, allí se levanta un edificio que no es fácil describir ni asignarle nombre. Para mucha gente es la catedral de Justo Gallego. Podrá gustar o no, pero lo cierto es que no deja indiferente.

La primera vez que vi la catedral de Justo me pregunté a mi mismo cuál era la razón por la que alguien se había puesto, con la sola ayuda de sus manos, a construir esa catedral: una vocación, un sueño, una ofrenda a Dios. A la entrada un cartel nos cuenta la historia de Justo Gallego, su inicial vocación, su abandono del convento siendo joven por culpa de la tuberculosis y su decisión final de quedarse en Mejorada y comenzar en unos terrenos propios la construcción de la catedral.

Cuando hace unos años conocí en persona a Justo y pude hablar con él me sorprendió su profunda fe en Dios, su fortaleza y su ánimo. Su conocimiento de las lecturas y de algunos autores clásicos de la teología. Tiene 88 años y todavía se le ve trabajar con su bata azul y gorro de lana rojo sobre la coronilla. El día que le conocí me pregunté (no me atreví a hacerle la misma pregunta a él) si no hubiera sido más lógico haber hecho una construcción más pequeña, una capilla más chiquitina. Hoy estaría terminada y seguramente el podría descansar. Pero después pensé que esa construcción era como la vida de cada uno, cuando llega el final siempre quedan cosas por hacer. Y como dicen hoy tantos modernos no importa el resultado final ni quizás la meta, lo que importa es el camino que se ha recorrido. Y vive Dios que dirían los clásicos que su camino ha sido inmenso.

En algunos lugares de su catedral se pueden encontrar de forma reiterada las mismas palabras: amor, bondad, sacrifico, entrega, tesón, fe. Cinco palabras que para Justo se han convertido en razones y convicciones. Sospecho, en cambio, que el mundo mira hacia otros lados y difícilmente comprende lo que este hombre hace. Ni siquiera cuando hace años la bebida Aquarius le dedicó un anuncio creo que supiera comprender lo que Justo hacía y porque lo hacía.

Hay muchas cosas en su catedral que sorprenden. Una de ellas son los materiales que ha venido utilizando para su construcción. La gran mayoría son materiales desechables y reciclados. Lo que otros ya ha usado y considerado poco útil. No deja de tener su historia que este mundo en el que todo ha de ser nuevo, en el que lo viejo parece no valer ya, Justo esté construyendo su sueño, su visión con ese tipo de materiales.

Le falta estética, puede que si. Pero nos muestra otra manera de ver el mundo, más allá de la apariencia. No es lo primero que vemos, si rascas hay otras cosas. Si se mira el corazón de lo que ha construido no se puede evitar pensar ¡caramba! La última vez que estuve en Mejorada mirando y paseando por el interior de su catedral, al marcharme, una nueva pregunta rondaba por mi cabeza ¿Qué es lo que ve Justo que nosotros no somos capaces de ver? Quizás la próxima vez que vaya por allí me atreva a preguntárselo.

Si pueden dense una vuelta por allí. Merece la pena.