Pensaba escribir hoy de otra cosa pero una interesante publicación que realizó ayer Luis Lorenzo Rodrigo en LinkedIn a propósito del talento, más los comentarios que la misma suscitó, me hicieron reflexionar precisamente sobre el “talento” y recordar la conocida Parábola que aparece en el Evangelio de San Mateo en el capítulo 25, versículos 14 al 30.

Verán, yo no tengo muy claro que es eso del “talento”. Creo que casi todos intuimos lo que es, pero variamos la manera de definirlo. Lo que sí me parece evidente es que es una palabra usada “ad nauseam usque”. Supongo que en breve aparecerá algún espabilado con la idea de “el talento como experiencia”.

Bueno, no me quiero desviar de mi objetivo inicial que era centrarme en la Parábola, porque en la misma aparece una idea que se maneja muy poco en relación con esto del talento.

La parábola habla de cómo un señor llamó a sus siervos, les entregó a cada uno una serie de talentos y atentos que esto es importante “a cada uno según su capacidad”. Luego les reclamó a cada uno de ellos según los talentos entregados. El resto de la historia es conocida y si no es así, recomiendo la lectura de esos versículos de San Mateo porque enseñan mucho.

¿Cuál es nuestra responsabilidad para con los talentos o dones que se nos han entregado?, ¿cuál es nuestra responsabilidad para con las capacidades que tenemos? ¿Qué estamos haciendo con todo eso que hemos recibido? ¿Actuamos como los siervos que duplican sus talentos o actuamos como el siervo que solo tenía uno y lo guarda por temor, pereza o simplemente irresponsabilidad?

Creo sinceramente que deberíamos interpelarnos a nosotros mismos al respecto. Tenemos demasiada tendencia a ver la paja en el ojo ajeno y pocas veces la viga en el propio (hoy va de parábolas). Y esto es importante porque no vivimos para nosotros mismos en exclusiva. Ahí fuera hay todo un mundo lleno de seres humanos que están esperando a que pongamos en funcionamiento nuestros talentos, los que sean, para hacer las cosas mejor, para ayudar, para servir, para construir, para crecer y ayudar a crecer a otros.

Esa es nuestra responsabilidad para con nosotros mismos y para con nuestros talentos. De cada uno depende que dupliquemos o que todo lo escondamos.

Deberíamos pensarlo y reflexionarlo. ¿Qué estamos haciendo con nuestros talentos?